¿Hasta dónde puede llegar una cámara? ¿Tiene el permiso moral de filmar todo lo que su lente puede ver?
El Aficionado (Camera Buff)
|
Título original | Amator |
Nacionalidad | Polonia |
Año | 1979 |
Género | Drama |
Formato | Color |
Duración | 112 |
Director | Krzysztof Kieslowski |
Guión | Krzysztof Kieslowski |
Fotografía | Jacek Petrycki |
Música | Krzysztof Knittel |
Producción | Zespol Filmowy Tor |
Reparto | Jerzy Stuhr, Malgorzata Zabkowska, Ewa Pokas, Stefan Czyzewski, Jerzy Nowak, Tadeusz Bradecki, Marek Litewka, Boguslaw Sobczuk, Krzysztof Zanussi, Antonina Barczewska, Alicja Bienicewicz, Jolanta Brzezinska, Tadeusz Huk, Andrzej Jurga, Aleksandra Kisielewska, Wlodzimierz Maciudzinski, Roman Stankiewicz, Feliks Szajnert, Teresa Szmigielówna, Andrzej Warchal, Danuta Wiercinska |
|
|
Sinopsis | Sigue la trayectoria de Filip Mosz, un obrero que descubre gracias a una súper 8 los poderes de las grabaciones cinematográficas. Destinada a grabar los primeros pasos de su bebé, la cámara se convierte en herramienta de exploración del mundo: fábricas, obreros, ciudades, poblaciones, recuerdos, relaciones de poder y trabajo. A medida que Filip encuentra nuevos temas protagonistas el mundo cambia y se revela mientras huye. Su mujer se aleja de él, su relación con su jefe empeora, aparecen rupturas, su vida íntima y colectiva son más inseguras como si el cine influyera sobre lo real.
| |
Crítica | Puntuación del crítico: 9 | Uno de los primeros films de ficción que abordó el genio Kieslowski. Durante todo el metraje se puede ver su toque especial, aún siendo una obra muy diferente y menos estética y poética que lo que haría posteriormente.
Es una película de estructura sencilla, pero bastante compleja y profunda. Puede parecer uno de esos films que, en un primer visionado, resulta algo difícil de seguir y con un desarrollo algo lento y que no sabes que dirección tiene la intención de tomar. Y es que gran parte de los films de Kieslowski tienen su significado último una vez acabados. En el mismo momento en el que te empiezas a plantear la película, reflexionar profundamente sobre ella y adosarla a la vida real es cuando logras comprender el camino que el sublime director quería trazar.
“El Aficionado” para mucha gente puede ser una película difícil, pero, en cierta manera, es la obra más directa de Kieslowski. Algunos diálogos fueron escritos entre el director y el propio Jerzy Stuhr, actor principal de la película (Filip). Y el resultado fue un film de evidente carácter autobiográfico. Que Kieslowski gira la cámara hacia su propia persona, es algo que todos sus seguidores sabemos. Siempre lo hace de una forma muy sutil, para que el propio espectador pueda investigar. Nunca revela, simplemente susurra. Todas y cada una de sus obras hablan de porciones de su personalidad, y, de forma global, todas miran hacia la misma dirección: la libertad y el amor. Dibujadas ambas de diversas formas, pero siempre como telón de fondo.
Y “Camera Buff” no es una excepción. Al contrario, el protagonista nos mete en la piel de los primeros pasos de un cineasta, con sus virtudes y sus defectos, sus facilidades y dificultades. Obviamente, aunque nunca lo reconociera abiertamente (nunca hablaba de su propia persona), todo el metraje se refiere a sus complicados primeros pasos, a sus miedos morales y a la confrontación de principios éticos a los que siempre hacía alusión a la hora de filmar. Decía que muchas veces le entraban ganas de dejar sus películas sin terminar, que no podía filmar las lágrimas reales de los actores, que no podía retratar su sufrimiento (pero lo hacía mejor que nadie en el Cine) ya que lo consideraba como un atentado contra la vida íntima de las personas, y que sus principios morales se veían en la cuerda floja en numerosas ocasiones. Y eso es algo cierto en un marco social y político como el de la Polonia de aquella época. La censura y el Comunismo podían utilizar en contra de las personas filmadas cualquier cosa acontecida en películas y documentales. El Comunismo hablaba de libertad, pero el libre albedrío no era más que una mentira. Una utopía. El hecho de que el director polaco rodara anteriormente documentales deja entrever el por qué de muchos de sus condicionamientos morales y luchas internas. Por ello, Kieslowski siempre se planteaba la dificultad de filmar, el derecho a ejercer como una especie de Dios a la hora de plasmar la realidad en sus obras. ¿Hasta dónde nos permite llegar nuestra moral? ¿Podemos grabar algo que puede ser utilizado en contra de las personas? ¿Podemos filmar una muerte real? ¿No deberíamos dejar a la gente morir sin que su paz interior sea corrompida?
Así, la película trata sobre las vicisitudes de una persona que comienza con una cámara solamente para filmar a su bebé, para tomar su propio micro-mundo y esconderlo en el seno de su familia. No para que el mundo lo vea. Pero poco a poco va sumergiéndose en el mundo del cineasta, rodando documentales, grabando películas. Y sus principios morales y humanos se ven en entredicho. A la hora de mostrar al público sus inquietudes para con la vida real surgen los principales problemas. ¿Hasta dónde se puede llegar a filmar? Creo que esta película es ideal para los cineastas "amateurs", para poder entender un poco la complejidad de filmar y para saber aplicar ciertas técnicas, no solo mecánicas, sino también humanas. Pienso que con esta película se puede llegar a aprender mucho en ese aspecto.
El eje de esta película podría ser todo lo relativo al poder de una cámara. Su poderío para mostrar, pero también su fatalidad para destruir. Así, el film va desarrollándose de una forma perfecta, comenzando por la inocencia de un principiante y continuando con su timidez y sus dudas, todo ello desembocando en la destrucción y pérdida de todo lo que ama. Es como si la cámara subyugara todo lo que concierne a la vida real del personaje, como si la lente tuviera el poder de, mediante la ficción, alterar la realidad, dañarla. Por ello, conmueve de especial manera la forma de la que Filip va perdiendo su familia, su trabajo y alguno de sus amigos. ¿Culpa de él? ¿De ellos? ¿De la cámara? Eso solamente lo descubrirá cuando gire la lente hacia sí mismo. Entonces comprenderá que todo lo filmado, su obra, comienza y termina en su propia persona. Entenderá que las decisiones no pueden tomarse a la ligera, que la crueldad y el humanismo deben convivir en todas y cada una de nuestras relaciones. El mundo se desvanece a su alrededor, pero entonces, en la soledad de su pérdida, podrá saber que el único dueño de su vida debe ser él mismo. Solamente él es responsable de sus propios actos, nunca de los ajenos. La libertad siempre presente en la obra de Kieslowski.
En esta obra, además de confluir el pesimismo del saber y el optimismo del deseo, podemos observar que el director polaco hace gala de sus primerizas ideologías políticas y sociales. La censura está presente en varias ocasiones a lo largo del metraje, con el compañero de trabajo de Filip, con su niña, rodeándole en su vida cotidiana. El compañero de trabajo es el ejemplo ideal de la duda cinematográfica ética y moral. Utilizar como medio a una persona, para conmover, o simplemente mostrar la realidad tal y como es, retratar la vida de una persona con dificultades. Pero, ¿entonces no estás utilizando? Se nota que Kieslowski, muchas veces, se sentía incapaz de filmar retazos de la realidad mediante la cámara, lo consideraba un medio demasiado peligroso y poderoso. No podía decidir sobre las realidades de esas personas. Además, como decía, todo eso podía ser utilizado en contra de la gente que estaba a cargo del proyecto o simplemente aparecía en él.
Muy interesante también la escena inicial en la que el halcón ataca a un pájaro indefenso. Se trata de una clara metáfora (recordad la pesadilla de Irka) que refleja la lucha entre el que tiene el poder, y los que están debajo, la lucha entre el portador de la cámara (una especie de poder que se permite jugar con lo filmado) y los personajes de esa realidad cotidiana que son filmados. Personajes que, como el ave, pueden ser dañados mediante esa filmación. Otro claro ejemplo de la obsesión que Kieslowski (por ello, prefiere filmar ficción, para no actuar sobre la vida de los demás y hacerles daño, cosa que, según él, no tiene derecho a hacer) acarreaba tras filmar numerosos documentales en ese marco social y político plagado de censura. También podría representar la eterna lucha entre lo individual (el director) y lo colectivo (la vida real). Lucha siempre presente en la moral cinematográfica.
Asimismo, nos asalta, en más de una ocasión, la eterna pregunta en un marco social como el de aquel entonces (y muchas veces en el de ahora, no nos engañemos): ¿A quién pertenece la película realmente? ¿Quién tiene la decisión última sobre detalles finales del film? Está claro que el que invierte el dinero, comercialmente, tenía la última palabra (en el caso que nos atañe al menos). Y más en esa situación, que vuelve a hacer aflorar el sentimiento que aparece en más films de Kieslowski de que somos marionetas que pendemos de un hilo. Pero ese hilo, puede ser movido por nuestra voluntad. Así, al final, sí que hay algo que es suyo, propiedad de Filip: su propio aprendizaje, su conocimiento de que él solamente es responsable de lo que graba cuando él aparece en ese entorno.
En cuanto al plano técnico del film, decir que el reparto raya a gran nivel. Especialmente Jerzy Stuhr, que ya apareció en diferentes grabaciones de Kieslowski como “The Calm” o “Decálogo”. El resto... resulta admirable cómo Kieslowski hace tanto con tan pocos recursos técnicos. Asombroso. Carece de la magia visual de “La Doble Vida de Verónica” o la trilogía de “Tres Colores”, pero es totalmente lógico debido a su presupuesto. Por cierto, si tenéis pensado visionar este film en breve espacio de tiempo, ni se os ocurra ver su versión doblada. El doblaje es pésimo. La V.O.S. es la mejor opción.
“El Aficionado” fue la película que lanzó a Kieslowski al éxito, y pese a carecer de elementos estéticos y posibilidades técnicas muy elevadas, le posibilitó avanzar en el ámbito cinematográfico e investigar en el alma humana, en los sentimientos más profundos, ya mediante una estética más preciosista, musical y poética.
Resumiendo. Un film de una profundidad inmensa, y muy interesante para meterse de lleno en la moral e ideología de un cineasta. Difícil de saborearlo en su plenitud en un primer visionado, pero que llena completamente tras comprender sus motivos. Puede que el único punto en su contra sea ese mismo, que es un tipo de film que no logras disfrutar en una primera vez, ya que no sabes con exactitud en que dirección nos quiere llevar Kieslowski. Aunque, repito, a mí, personalmente, no me parece lo más complejo del fallecido director polaco, pero sí un film para reflexionar. Para muchos una pedantería ética, pero bueno, allá cada uno con su conciencia. Una vez más, Kieslowski genial con su legado.
Por cierto, aprovecho esta crítica para recomendar a la gente que desea hacerse con obras de Kieslowski y no ha podido encontrarlas una colección que ha salido a la venta hace muy poco, con sus primeros films de ficción: “La Cicatriz”, “El Aficionado”, “El Azar” y “Sin Fin”. Los interesados más vale que se den prisa, puesto que parece la típica colección destinada a desaparecer en poco tiempo. Además, está a un precio bastante razonable. Aún así, falta mucho para completar la colección de este magnífico director. Espero que algún día aparezca por nuestra zona el DVD de “La Doble Vida de Verónica”. Soñar dicen que es libre, ¿no?
Saludos.
|
|
Moonlight-Shadow | |
Ficha de Película enviada por Zerkalo el 11 de Abril de 2005 |
|
|
|
|
visitantes
|
|
|